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¿Qué hacer para que mi hijo sepa manejar su frustración?
¿Cómo controlar rabietas sin parecer yo el niño?
¿Cómo establecer límites y educar sin gritos a niños voluntariosos, que no acatan la palabra “no”?
Emi, un niño de 5 años, vino a terapia de la mano de su mamá, porque:
– estaba muy rebelde
– inquieto e hiperactivo
– molestaba a su hermanita
– y ya no quería ir a la escuela
Emi: Es que me enoja que mi mamá me regañe todo el tiempo.
Gaby: ¿Si pudieras dibujar tu enojo cómo sería?
E: ¿Qué? Mmmm… no sé… bueno creo que como un monstruo muy feo.
G: ¿Pues qué te parece que yo dibujo el mío y tú el tuyo?
E: ¡Sale!
Varios crayolazos más tarde…
G: Veo que tu monstruo tiene ojos rojos y dientes grandes. Si le pusiéramos voz, ¿qué crees que diría tu monstruo?
E: Mmm… ¡Soy el enojo de Emi! (frunce el ceño) Mis dientes son enormes… ¡Muerden fuerteee! (dice con fuerza)
G: Veo que cuando dices esto, te echas para atrás y empujas el dibujo lejos de ti. ¿Te das cuenta?
E: Es que me asusta porque cuando me enojo… (agacha su cabeza con gesto triste, ojos rasados de lágrimas)
G: ¿Quieres dibujar lo que le está pasando a tu monstruo ahorita?
Emi dibuja muchos garabatos negros, adentro y fuera del monstruo, como si fueran rayos.
G: Me gustaría escuchar a los rayos. ¿Qué dicen?
E: Que cuando se enoja se pone triste porque todo el mundo lo deja de querer.
G: ¿Y si este monstruo viviera en tu cuerpo, en dónde estaría?
E: El monstruo en mi panza y en mi boca. Los dientes pues en mi boca.
G: ¿Y los rayos?
E: Creo que en mis ojos… y en mi garganta.
Así continuó esta sesión. Emi, a través del dibujo y el lenguaje proyectivo, pudo procesar lo que le estaba pasando.
Varias sesiones después, Emi ya había podido entender qué le enojaba. Expresar su enojo fue la clave: ya no necesitaba guardar todo dentro y explotar. Sus maestras reportaron que su rebeldía e inquietud bajaron muchísimo, y que estaba socializando mucho mejor (y no tuvo que tomarse la pastilla que le habían recomendado). Sigue siendo un niño enérgico y travieso, que ahora no necesita lastimar.
Muchos de los malos comportamientos en nuestros hijos están impulsados por emociones que no han podido procesar, y que al ser expresadas por lo general acaban siendo molestas, demandantes y en ocasiones hasta pueden llegar a dañar al propio niño o a alguien más (como en el caso de Emi que molestaba a la hermana)
Aprender a manejar las emociones en nuestros hijos es un arte y una ciencia. Es nuestra responsabilidad como padres saber cómo encausarlas y ayudarles a procesarlas.
Las técnicas de carga y descarga para el manejo de emociones pueden servirte muchísimo. Algunas de ellas son:
El ring de box (con peluches)
Las crayolas soplonas (lo que hizo Emi)
El cuento del niño (clic aqui para aprender esta valiosa técnica)
Rasgar y romper (utilizamos periódico o cuadernos reciclados)…
Abordar cada situación asertivamente sabiendo qué hacer es indispensable para una paternidad efectiva. Saber qué te lastimó o qué lastima a tus hijos es importante, pero no es suficiente – lo sabemos por experiencia.
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Con amor,
Gaby y Luis Carlos
Creadores del Método Paternidad Efectiva
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Luis Carlos y Gaby
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