Constantemente escucho decir que los niños son manipuladores. Con frecuencia algunos padres me preguntan si esto es real o es un mito.
Por una parte los adultos actuamos a partir de la creencia muy arraigada de que los niños no entienden nada, de que son como animalitos meramente instintivos. Se llega a decir incluso que, “Niño no es gente” y por tanto no se trata de razonar, informar o acordar con la criatura, si no de eliminar la “Resistencia” de forma mecánica con golpes o reprimendas, castigos o recompensas. Sin embargo, al mismo tiempo damos por sentado el hecho de que son lo suficientemente astutos para manipular. Es decir, para hacer operaciones cognitivas avanzadas que permiten detectar la psicología del adulto y manipularlo, el niño sí que tiene capacidades, pero para entender explicaciones en lugar de recibir sistemáticamente órdenes, no. He aquí otra de las innumerables y curiosas contradicciones que desde la mirada adultocentrista se construye sobre la infancia.
A ver. Usemos el sentido común… El niño carece de autonomía para garantizar su sobrevivencia. El niño tiene muchas necesidades físicas: (Malestar, hambre, sueño). Y muchas necesidades emocionales: (Afecto, mirada, nutrición epidérmica, consuelo, interacción con un adulto significativo, etc…)
Todas naturales, todas legítimas, todas fundamentales para desarrollarse saludablemente, las expresa a través de las herramientas o recursos con los que cuenta en su momento madurativo y del modo en que consigue ser escuchado o logra entrar en el radar de sus padres, (Lloran porque es su herramienta más potente de comunicación, gritan si no les atienden, hacen berrinches si sus cuidadores no les han interpretado o atendido oportunamente sus necesidades, malestar o frustración, etc…)
Ahora bien, si eso es manipular, pues me parece lógico que manipulen porque si no lo hacen, siendo tan dependientes de un adulto cuidador que sepa interpretar sus necesidades y cubrirlas para sobrevivir, ¿Cómo obtendrían lo que necesitan?.
La pregunta que deberíamos hacernos los adultos es: ¿El niño es manipulador o somos nosotros los que sistemáticamente desoímos sus pedidos genuinos de atención y vínculo para degradarlos rápidamente a la condición de capricho y mala crianza?.
Berna Iskandar
Conductora y productora de Conoce Mi Mundo
Emisora Cultural de Caracas
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