Hace poco, estábamos con mi prima en un restaurante, un niño en la mesa de atrás comenzó a llorar a todo pulmón, la mamá nerviosa le pidió que por favor se calmara, obvió esto no le resultó.
Mientras la situación continuaba, notamos como en las mesas de alrededor la gente volteaba, algunas personas seguían en lo suyo pero era evidente que para otros, esto comenzaba a ser molesto y para muchos, era casi imposible no comentar o juzgar.
La mamá, al sentir la presión de la gente observando (Y algunos criticando), escaló su reacción, tomó al niño fuertemente del brazo y lo sacó del lugar, mientras lo hacía, le decía a su hijo cosas como: “La señorita te va sacar del lugar si sigues llorando, ya te dije que no me gustan tus berrinches, no te voy a llevar al parque si sigues así”.
Como se podrán dar cuenta, cuando hay situaciones así en la calle, nosotros paramos la oreja, aunque tratamos de hacerlo de la manera menos invasiva y sin juzgar.
Nota: Recalcamos que no es para emitir ningún juicio o para criticar a la mamá, al niño o a los de alrededor, preferimos mantenernos como observadores para poder estudiar la situación y entenderla a fondo.
En este caso, era evidente que la mamá estaba inmersa en el “Ciclo del Patrón Reactivo”. ¿Cuál era la razón por la que el niño estaba llorando en el lugar?, ¿Qué pasaba por la mente de la mamá?, ¿Qué decían las personas alrededor?, ¿Cómo eso influenció en la reacción de la madre?.
Todo esto no lo sabemos, (No somos adivinos) pero lo que sí sabemos, es que es muy fácil reaccionar ante los comportamientos inadecuados de nuestros hijos, mucho más si no tenemos las técnicas y estrategias adecuadas que nos empoderen para actuar de una manera más efectiva.
Es normal que a veces te cuestiones si lo estás haciendo bien como padre, y ¡Como no!.
Como bien dicen: Ojalá mi hijo hubiera traído un manual. Puede llegar a ser muy frustrante y desmotivador, sobretodo cuando vas a una tienda y te encuentras con niños de comportamiento “Envidiable”. Pero tener carácter fuerte puede ser un gran regalo.
La pregunta es: ¿Qué tipo de comportamiento es el más sano para tu hijo?, ¿Te gusta ser un padre reactivo?.
¿Te ha pasado esto?, A nosotros sí, sobre todo cuando estamos metidos en nuestro mundo y sabemos que es frustrante. No intentamos controlar el comportamiento de nuestros hijos, no se trata de entrenarlos para que hagan caso con tan sólo dar la señal (Como lo hicimos con el perro), no, por supuesto que no.
Sin embargo, te podemos decir que, el tener la sensibilidad, el conocimiento y las estrategias adecuadas, nos han llevado a ejercer una paternidad muy efectiva. No somos perfectos, ni pretendemos serlo, no somos tiranos, ni impositivos, pero si entendemos el fondo. Sabemos conectar con lo importante y vemos los resultados en casa. No tenemos que repetir mil veces para que se hagan las cosas, el ritmo en casa fluye y por lo general hay un ambiente de armonía, empatía y colaboración.
Algunos tips que te pueden ayudar en esos momentos acalorados son:
– Reflexiona: Sí, sabemos que hay gente mirándote y un niño haciendo un espectáculo, sin embargo, antes de reaccionar, date un minuto para observar. ¿Qué está pasando realmente?, ¿Qué será lo que su comportamiento está tratando de decir?, ¿Qué me está pasando a mi?, ¿Cuál es mi reacción habitual?. Si puedes ver la situación desde otros ojos mucho mejor
– No reacciones: Antes de actuar impulsivamente respira.
– Cambia de enfoque: Conecta con tu hijo de manera diferente. No escarbes en el mismo agujero, esto sólo ayuda a ir más abajo. Para un niño es muy sencillo cambiar su foco de atención. Trata de hacerlo de manera sutil. Muchos padres intentan arreglar la situación en el instante del incendio sin darse cuenta de que en ese momento su hijo no está conectando con él de manera sana.
– Corrige: Si ambos están en un canal de lucha de poder, lo que normalmente ocurre es que al tratar de corregir, se genere una explosión (En ambas partes). Si se dan un par de minutos para cambiar de sintonía, es mucho más sencillo conectar con el niño y corregir, pero corrige cuando ambos estén más relajados, justo inmediatamente después de haber hecho lo que no debe hacer, no esperes al siguiente día para hacerlo, es la única manera de que el pequeño relacione lo que le estás diciendo con su mal comportamiento.
– Sé muy clara: Él piensa que le rechazas como persona, no entiende que lo que desapruebas es su acción. Explícaselo tantas veces como necesite.
– Expectativas: Es simplemente así. Nuestras expectativas como padres deben ser realistas. Lograr que los pequeños nos obedezcan depende, entre otras cosas, de su propio desarrollo evolutivo. A medida que el niño desarrolle la comprensión, el lenguaje y conductas por imitación, irá comprendiendo consignas más complejas. Aquí somos los padres los que debemos trabajar nuestra propia tolerancia a la frustración y no pretender que el niño haga caso el cien por ciento de las veces. Los niños pequeños necesitan aprender a escucharnos y a comprender que sus conductas tienen consecuencias, esto requiere de un largo proceso de aprendizaje, internalizar las pautas que les vamos marcando.
– Amor incondicional: No importa que tan grande haya sido la falla, no le retires tu amor.
Sé que muchos papás anhelan esto (Muchísimos lo han dicho), como lo dijimos, ¡No somos adivinos!. Si tu eres uno de ellos, los retos no dejarán de aparecer, y se que no tendremos las respuestas para todo, pero no se trata de ser perfectos, se trata de aprender a educar sin lastimar.
Con todo el cariño
Luis Carlos Flores y Gabriela González
Fundadores de Niños de Ahora
Creadores del Método Paternidad Efectiva®
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