Isabel de 7 años, era una niña muy alegre, divertida, amable y sonriente. Le encantaba la música y el baile, su gran amor era el canto. Pasaba horas imaginando y creando sus propios shows, a veces le gustaba imitar a sus artistas favoritos. Incluso había momentos en que se animaba a componer sus propias canciones, especialmente los días en que traía emociones cargadas. Cantaba cosas desde “Hoy el sol brilla en el cielo y eso me hace sonreír y esparcir felicidad”, hasta “El maestro es malo, nunca escucha, no deja hablar, qué rabia me da”. En ocasiones, su mente estaba tan inmersa en todas estas fantasías musicales, que Isabel a veces tenía inconvenientes en la escuela debido a su distracción.

Su madre se había percatado de la gran pasión de su hija hacia estas actividades por lo que había accedido a pagarle lecciones de baile y canto, las cuales Isabel amaba. En ocasiones, su madre se preocupaba un poco por el aspecto académico de su hija, incluso una vez decidió castigarla privandola de sus clases de baile y canto, hasta que su hija mejorara su rendimiento académico. Sin embargo, su madre comentaba que ese mes había sido terrible, no sólo para su hija sino también para ella, viendo cómo su estado de ánimo y su comportamiento decaían radicalmente a falta de su pasión en su día a día.

La vio muy afectada y sintió que, en vez de ayudar, las cosas solo empeoraron por lo que le suspendió el castigo, no sin antes hablar con ella sobre sus preocupaciones y temores como madre y escuchar también sobre los de su hija. A partir de esta conversación pudieron establecer unas líneas claras con las que, tanto madre como hija, sintieron respeto hacia sus prioridades y necesidades. Así  encontraron cómo equilibrarlas de manera tal que fueran atendidas.

En ocasiones, como padres debemos sopesar en una balanza nuestras expectativas y los sueños que tenemos para nuestros hijos, versus los sueños y metas que ellos quieran alcanzar para sí mismos. ¿Le damos más importancia a lo que nosotros queremos para ellos que a sus propios deseos?, ¿Qué tanto influenciamos sobre sus decisiones y de alguna manera tratamos de manipular el resultado?. Con honestidad, ¿Qué tan factible es que le permitas a tu hijo seguir su pasión y apoyarlo incondicionalmente?.

Niños De Ahora